20 enero 2015

Un extraño paseo por La Pedriza

Hay días que tienes tantas vivencias juntas que en algún instante tu cerebro llega a dudar si todas han ocurrido el mismo día, es como si no tuviera tiempo a asimilarlas juntas. Eso me pasó el otro día al final de la jornada, en el último sector hubo un momento que dudé, pues me pareció muy distante el inicio del día, pero mejor empiezo desde el principio.
Miguel en la primera del Mururoa

* * *
Empezamos el día temprano, hoy nuestra intención es visitar un par de sectores pequeños, a las ocho ponemos rumbo a la Pedriza, a pesar de que a nuestro primer sector se accede mejor desde Cantocochinos entramos por el Tranco, es una cuestión de gustos, andas un poco más pero es todo más tranquilo y menos agobiante, sobre todo por no tener que estar pendiente de la barrera del otro lado.
La mañana es fría y el camino se nos hace corto con la amena charla, pronto llegamos al Mururoa, una pequeña placa vertical con cuatro vías con algo de canto y muchas manchas de musgo que no dificultan la escalada, el sector está solitario, tras dar un rápido vistazo a las vías nos equipamos y nos metemos en ellas. Está terminando Miguel la primera cuando empezamos a oír murmullos y ladridos.
El primero en llegar es Galo, algo detrás vienen un montón de amigos, entre los saludos y el alboroto de los perros se nos olvida que estábamos aquí para trepar, subo y cierro la primera. Amablemente nos dejan meternos en la segunda, con la excusa de que nosotros vamos más rápido, a pesar de que ya han desplegado la cuerda bajo ella, circunstancia que por supuesto agradecemos.
En nuestra segunda vía del Mururoa

Tras hacerla el tiempo empeora, empieza una ligera nevada, decidimos esperar un poco, la nieve se está depositándose en las regletas de la pared y aunque no funde lo hará al contacto de nuestros dedos, mientras esperamos acontecimientos nuestros hoy compañeros de pared cierran las dos vías que tienen abiertas. Sus perros aun no deben tener definida la jerarquía, pues de vez en cuando se oye alguna que otra tarascada con el correspondiente quejido y la voz del amo del perro agresor tratando de imponer el orden, el tiempo no mejora y nuestros compañeros de tapia deciden ponen rumbo a Cantocochinos. Nosotros aguantamos un poco más, pero la leve y persistente nevada mella nuestra paciencia y nos hace poner rumbo sur.
La Foca

El segundo sector al que teníamos pensado ir es a la Foca, que está más o menos orientado al norte, aun a sabiendas de que va a estar mojado vamos a hacerle una visita, no buscamos mejor opción pues ahora mismo estará empapada cualquier pared ya sea norte o sur.
En el camino a la Foca deja de nevar y cuando estamos observando sus distintas lineas sale el sol, frente a nosotros cruzando el rio está el ahora reluciente Cancho del Ratón, decidimos ir para allá a ver como estaban sus vías pues las de las focas tardarán en secar.
Cancho de Ratón

De camino al Ratón le suelto a Miguel un… “A ver si han reequipado el sector”. Miguel no da crédito a mis palabras pues no sabía siquiera que estuviese desequipado, este hecho hace que acelere el ritmo de marcha y varíe levemente su humor.
El aumento del paso junto con el exceso de abrigo hace que en la mínima cuesta nos paremos a quitarnos ropa, en menos de media hora hemos pasado del invierno a la cálida primavera, incluso me tengo que poner un pañuelo en la frente pues el sudor busca mis ojos.
Llegamos y efectivamente el Cancho del Ratón está desequipado, no es una novedad para mí pero sí para el equipador que va conmigo, esta circunstancia hace que su humor varié aun un poco más, entiendo que a los del mismo gremio le afecten más esas cosas.
Tras estar despotricando un rato decidimos acercarnos al Risco de las Hormigas. Este sector está dividido en dos zonas, la inferir y la superior, la primera está momentáneamente ocupada, nos vamos a la de arriba a hacer un par de vías mientras se libera la inferior.

Miguel en el sector superior del Risco de las Hormigas


La primera vía que hago no es que fuera muy difícil simplemente es que no voy centrado, con tanto cambio mi cabeza no está tranquila, la subo pero decido no escalar más en el día, ya que no estoy disfrutando, me dedico a asegurar a Miguel que parece que el escalar le relaja de los últimos acontecimientos del Cancho del Ratón.
Volvemos al sector inferior, el 6c que pretende hacerse Miguel sigue ocupado, mientras se queda libre se hace el 6b de la derecha, tras esto me anima a meterme. Y bueno, la segunda negativa no soy capaz de dársela. Me meto en tope, quitando el paso de mostrador del último paso lo saco bien, bajo y me vuelvo a abrigar pues ha entrado una nube y la temperatura vuelve a bajar con rapidez, de casi estar en manga corta volvemos a los forros y las plumas.

Según estoy mirando los pegues de los que ocupan la vía me entra una duda que le pregunto a Miguel.
  • Oye Miguel, ¿Lo de Galo y sus amigos fue esta mañana verdad?

No hace falta que me conteste pues enseguida me doy cuenta de la tontería que estoy diciendo, me quedo pensando en cómo me ha llegado esa idea a la cabeza y en los intríngulis de nuestro cerebro. Mientras, los hoy compañeros de pared dejan colarse a Miguel para que se haga el 6c.