02 noviembre 2016

Buscando la luz

     Ya han pasado seis otoños de esta foto, nos la hizo Vlady a Sergio y a mí, fue en la Peña del Gato a la caída de la tarde, creo que en la última vía que hicimos. A pesar del tiempo transcurrido aun sigo teniendo las mismas sensaciones que el primer día.
     Una de las mejores fotos que me han hecho, no por la actividad en sí pues simplemente aseguro, tampoco por la imagen pues se me ve bien pequeño. Lo que me dio que pensar en su día y hoy recuerdo fue la composición de la foto, esa negrura que tengo a mis pies y que parece atraparnos, esos escaladores que intentan huir de ella no sin cierta dificultad, como si buscaran la última luz en la cumbre, huyendo de un vacío en el que parece no haber vida.


07 septiembre 2016

La Evolución en la Montaña

El otro día me sentí identificado leyendo una entrevista que le hicieron a Beck Weathers (*), comentaba que cuanto más escalaba, menos le motivan la “fiebre de cima” y el ego, decía que lo que le motivaba era el disfrutar de las montañas y el estar con otros individuos que compartían la misma pasión.
Antes de leer esto me sentía un bicho raro. He salido con mucha gente a la montaña, todos tenían sus metas y proyectos, superar el grado, escalar esa vía, subir aquella montaña, ser guía,… todos con sus sueños y proyectos y yo con una extraña y mal entendida apatía que no comprendía, como si la “fiebre de cima” que yo también sentí de joven se me estuviera escapando con los años, ya me daba igual que vía trepar o que monte subir, simplemente lo que quería era disfrutar de la montaña en cualquier sitio con la gente que ama la montaña.
Ahora sé que no soy un bicho raro por no tener metas, pues mi meta es muy simple, tan simple que no la veía, estar ahí.
Ahora comprendo que todo fue una evolución.



(*) Beck Weathers, superviviente de la tragedia del Everest de 1.996

18 abril 2016

Cancho de La Muñeca, La Pedriza

Como diría mi amigo Yago el “Abuelismo” nos acecha,… ¿Qué que es el Abuelismo? Pues el Abuelismo, así a grandes rasgos, se identifica por estos síntomas… el fondo físico baja haciéndote parecer que los sectores a los que has ido toda la vida están cada vez más lejanos, otro síntoma es que casi sin darte cuenta tus lesiones se te han hecho crónicas, y ahí está también la maldita pereza, ahora surge cada vez con más frecuencia, tienes que luchar para mantenerla a raya, pues sabes que como entre en ti se va a quedar como dueña.
Y en cuanto a la actividad del buen Abuelista,… te vas especializando según tus fuerzas, ya solo quieres ver la rica placa de los “tumbarrales” graníticos, los desplomes calizos en los que te metes son cada vez más escasos, son ya casi parte de la historia, la clásica va desapareciendo de tus proyectos, se tiene querencia a ir a sitios conocidos con relucientes líneas de chapas, y en cuanto al grado en el que te metes,... es siempre el mismo, incluso baja paulatinamente.
En el último capítulo del manual del buen Abuelista, vienen las conversaciones de bar tras la actividad, se tienen una ligera tendencia a contar las batallitas del pasado, en vez de pensar en futuros proyectos.
Lo único bueno que tiene el Abuelismo, es que se tardan muchos años en conseguir el título, en ese tiempo también coges la experiencia con la cual eres capaz de engañarlo, y de decirle: Ahí te quedas para mañana, que hoy me voy a apurar el grado con mi amigo Miguel.
Y allí fuimos olvidándonos del Abuelismo, al Cancho de La Muñeca, a un sector donde se calienta en 6b, en el que tranquilamente puedes destrozar la suela de tus gatos en algún 7a.
La experiencia es como un don, al que hay que aprender a sacarle partido.