Algunas
veces, medio en broma, le comento a mis compañeros de cordadas que
yo siempre voy a vista, pues cuando pasa un tiempo prudencial me
olvido prácticamente de todos los detalles de la vía, cuando repito
una línea las presas, apoyos, seguros y el resto de los detalles
técnicos son nuevos para mí, pues no suelo retener este tipo de
datos en mi memoria mucho tiempo, en cambio se me quedan
otro tipo de cosas, como por ejemplo las sensaciones vividas ese día,
si el día era frío, si había niebla, si me sobrevoló un buitre a
corta distancia, o si vi una mariposa con las alas amarillas y negras
al llegar a la cumbre.
De esta vía no recuerdo prácticamente nada, aunque quizás hoy tengo una buena disculpa, pues esta línea la hice por primera vez en octubre de 1983, si, hace ya más de 30 años. La única imagen que me volvió a la mente según la repetía, fue el segundo largo, aéreo, con buenas presas y con esa encina que no estaría tan crecida a su izquierda, del resto nada de nada, bueno si, aquel día en la cumbre vi una gran mariposa de alas amarillas y negras a la que no quise dar ningún significado, quizás porque se lo tendría que dar 30 años más tarde.
De esta vía no recuerdo prácticamente nada, aunque quizás hoy tengo una buena disculpa, pues esta línea la hice por primera vez en octubre de 1983, si, hace ya más de 30 años. La única imagen que me volvió a la mente según la repetía, fue el segundo largo, aéreo, con buenas presas y con esa encina que no estaría tan crecida a su izquierda, del resto nada de nada, bueno si, aquel día en la cumbre vi una gran mariposa de alas amarillas y negras a la que no quise dar ningún significado, quizás porque se lo tendría que dar 30 años más tarde.
* * *
Anoche
llovió, mientras esperamos a Fernando y Javi vemos que el Pico de la
Miel en alguna de sus zonas está tapizado de musgo verde, entre este
musgo se adivinan dibujadas las líneas de algunas de sus vías.
Pensábamos que vía hacer para intentar evitar en la manera de lo
posible las fisuras, cuando aparecen nuestros amigos, tras los saludos
nos ponemos en marcha. Por la cuesta Fernando y Javi deciden meterse
en la Julito. Nosotros teníamos pensado hacer un par de vías,
queríamos empezar por La Piloto y luego ya veríamos, pero el fresco
día ha congregado a muchas cordadas, y las bases de las más
asequibles están llenas, Miguel me propone la Lola Flores, que está
libre, y… bueno, métete a ver por donde salimos, le digo.
Tras
prepararnos Miguel se mete en el primer largo, chapa y sale bien del paso de 6b que tiene a la entrada.
Miguel, 1er largo
El
segundo largo, aunque vagamente recuerdo haber pasado por aquí,
es un aéreo espolón lleno de setas, monto reu junto a una cordada
que están haciéndose la vía Chocolate.
2º largo
Cuando
llega Miguel recoge todo el material y decide empalmar los dos
siguientes largos, escala rápido y sale airoso a pesar de haber
pisado musgo en uno de sus pasos.
Nuestro 3er largo (tercero y cuarto de la vía)
Llega
nuestro cuarto largo, el quinto de la vía, desde la cómoda reunión
se ve lo que parece una fácil placa asegurada por dos chapas, la
placa está flanqueada a la derecha por un pequeño diedro del que
salen una fila de matojos ya creciditos rodeado de abundante musgo,
la línea clásica no sé, pero está claro que la actual va recta
por las chapas.
Nuestro 4º largo (quinto de la vía)
Antes
de la primera chapa hay una pequeña fisura horizontal donde coloco
el alien azul, no sé si fiarme mucho pues no me termino de creer que
una cosa tan pequeña aguante a un ser de 85 kg, supero la fisura y
es aquí donde empiezan mis dudas. Para mi pie izquierdo una
muesca en la roca que solo parece buena a vista del asegurador, para
el derecho nada, adherencia de la mala, tardo en dar el paso de
decisión. Mientras me decido recuerdo como nos dábamos este tipo de
pasos cuando empezábamos, le llamábamos paso de “antenazo”.
Nuestro “antenazo” consistía en una antena plegable de coche en el que mi
colega había puesto un alambre en la punta pegado con
esparadrapo, este alambre sujetaba un mosquetón de hierro con el
gatillo roto, pasábamos la cuerda por él y zas paso resuelto,
parecíamos pescadores de atunes, o de besugos, como nosotros en
aquella época.
El
caso es que hoy no he subido “el antenazo”, más que nada porque
no lo tengo, y me tengo que lanzar a la chapa… ¡Hop! acero, piso y
otra vez otro posible “antenazo”, el calor ya se nota y la goma
de mis gatos está demasiado blanda como para meterme en adherencia.
Mi instinto de primate, adquirido de mis ancestros hace siglos al ver leones, me
hace subirme a los árboles, bueno en este caso a los matojos, me
agarro al matojo y chapo. Tres matojos más arriba la placa afloja,
me salgo a la reunión de la izquierda, tras meter un friend en una
grieta para evitar el péndulo a mi compañero.
Aun
yendo de segundo a Miguel también le resulta duro el largo, así que
el V+ entiendo que lo tiene saliendo por los matojos, por la placa
creo que es bastante más.
Terminamos
la vía saliendo por la izquierda con un fácil y corto largo.
Nuestro 5º largo
Mientras
recojo la cuerda Miguel va a la salida de la vía Julito a ver que
tal les va a nuestros amigos, en ese momento aparece una frágil
mariposa de alas amarillas y negras, una chispa mental me hace
recordar aquella escena de hace ahora 30 años, dejo la cuerda y cojo
rápido la cámara de fotos, imposible retratarla, el viento se la
lleva lejos, es como si el destino hubiera querido que su imagen
quedara solo en mi retina, o como si entre mariposa y mariposa la
vida hubiera sido solo un sueño.