Decía
Alfred Hitchcock que una película es como la vida, pero sin los
momentos aburridos, creo que los que escalamos tenemos pocos momentos
aburridos, pues cuando llega la tranquilidad diaria la solemos llenar
con recuerdos y con la búsqueda de nuevos proyectos. Vivimos tan
intensamente la escalada que nos hace falta tiempo para asimilar e
integrar todo en el mismo día. Sin ir más lejos ayer me costó
salir de mis pensamientos al llegar a mi parada de Metro, me veía
con Miguel allá arriba reviviendo nuestra aventura en aquel frío y
venteado espolón del Avión.
Aunque
algunas veces estas vivencias son tan fuertes que siento extrañas
paradojas, sobre todo cuando le ves las orejas al lobo. Cuando estás
allá arriba en una situación comprometida, te preguntas,… ¿Qué
hago yo aquí? Con lo a gusto que estaría en casa viendo una
película, tumbado en ese viejo sofá azul que ya tiene mi forma. El
caso es que cuando estoy en el sofá me viene la idea contraria,…
¿Qué hago yo aquí? ¡Vaya manera de perder el tiempo! Con lo bien
que estaría en la Pedriza, compartiendo cuerda con un buen amigo y
una buena vía bajo mis gatos. En fin, siempre será mi eterna
paradoja, con el paso de los años he aprendido a aceptarla, ya no la pretendo resolver simplemente vivo con ella cuando viene.
*
* *
La
aventura de hoy empezó precisamente en uno de esos momentos
tranquilos de hace ya muchas semanas, navegando por la red vi el
croquis que tiene colgado Uge en su web, lo cogí como tantos otros,
y lo dejé madurando en mi archivo de vías pendientes.
Allí
estaba durmiendo el sueño de los justos hasta que Miguel, ya camino
de la Pedriza, me preguntó que donde quería ir, El Avión fue una
de las opciones que le di, él aceptó pues a pesar de que ya tiene
hechas todas sus vías, hacía más de cinco años que no pasaba por
allí.
Con
esto después de tomarnos nuestro café reglamentario pusimos rumbo
al sector. A pesar de que compartimos camino con mucha gente que
subía al Yelmo, en las placas cercanas a nuestra ruta no vimos a
nadie, quizás fuera porque el día era gris y habían anunciado
lluvia.
Placa del Avión (dcha.) y espolones (izq.)
Tras
la aproximación dejamos los macutos arriba ya que entrar por debajo
es mucho más complicado debido al caos de bloques existente, como es
lógico cuando llegas arriba lo primero que tenemos que hacer para
empezar a trepar es rapelar a la base de la placa del Avión, par de
rápeles y pie de vía, desde aquí se puede ver un peregrinaje
constante de gente hacia la gran cañada, alguna que otra cabra merodeando por los inexpugnables riscos bajeros y negros buitres
sobrevolando nuestras cabezas.
Nuestro pie de vía es sencillo, un par de robles y sus ocres hojas deambulando por cielo y suelo ambientando el otoñal día.
Después
de darle un recorrido visual a la placa empezamos por la vía Mister
Mark Knopfler, si no le importa, V+, aunque el pasito de entrada bien
le podíamos dar 6a, está bien equipada, la hacemos del tirón y la
rapelamos en dos tandas cada uno en nuestro turno, pues la vía
tendrá unos 50m y nuestra cuerda es de 60m. Es la única vía que
hoy hacemos para calentar, aunque eso de calentar no sé, pues por
aquí hoy el sol no calienta mucho.
Vía...Mark Knopfler...
Continuamos con una vía
desconocida de 6c que hay a la izquierda del paño, 30m, es de
adherencia y tiene un aleje final importante. Miguel me recomienda
hacerla de segundo, a mí no se me ocurre discutir... puf! Sí que es importante el aleje.
Vía Desconocida
Terminada
esta no vamos a la vía de la fisura Pascual, V, también de unos
50m, está semiequipada con tres seguros antiguos y no es difícil,
quizás la dificultad estriba en ver si aguantas los dolores y el
crujir de los metatarsianos dentro de tus gatos al hacer los
empotramientos, yo no los aguanto bien, lo mío no es el empotrar y
cada vez que hay ocasión saco los pies “al aire”.
Fisura Pascual
Esta
vía la equipa Miguel, hasta los seguros fijos que hay casi al final
de vía, baja, la repito yo y una vez que llego al descuelgue vuelve
a subir él. Con esta maniobra los dos la hacemos de primero y los
dos nos quedamos arriba junto a nuestros macutos.
Sobre
nuestras cabezas hay ya alguna que otra nube negra, incluso ya he
visto llover en el valle mientras relajaba los pies en medio de la
fisura agarrado al friend del 3. Por un momento pienso en dar por
terminado el día, pero las oportunidades las pintan calvas, y a
saber cuándo voy a poder volver por aquí.
Miguel
dice de continuar con hechos, pues va en busca de la última reunión
del espolón izquierdo del Avión sin insinuar nuestra retirada, al
final descubrimos el descuelgue bastante abajo, está justo a la
derecha y abajo, en un espolón acanalado en el centro, para bajar a
ella montamos descuelgue en el solitario bloque que hay arriba. Al
recuperar la cuerda de este primer rapel se nos engancha, desde aquí
es fácil sacarla, pero para evitar futuros enganchones en el resto
de los rápeles conducimos la cuerda con algún mosquetón que va
metiendo Miguel de vez en cuando en los viejos spits. Bajamos con
cuerda de 60m, nos toca hacer precarios rapeles, prefiero no contar
nuestra técnica y recomendar bajar con cuerdas dobles.
Primer Rapel con la piscinita típica "para mojar la cuerda"... siguiendo la Teoría de Murphy
Por
fin abajo. Nuestro primer largo empieza bajo un árbol seco con
bastante musgo húmedo a su alrededor, misteriosamente ninguno de los
dos resbalamos al pasar por allí, continua con una fisura a equipar
que se puede hacer en bavaresa, y con un paso duro por la izquierda o
más fácil por la derecha asegurado por un roñoso spit. Miguel para
en el cáncamo que hay cercano a la reunión, en mi turno llego a la
R1 asegurada solo por un oxidado spit y el casquillo de otro.
Pie del espolón izquierdo, L1 (30m aprox.)
En la bavaresa, la cinta que se ve es la que pusimos para conducir la cuerda en el rapel
Inicio del segundo largo
Fin del segundo largo (60m aprox.) vuelta a la piscina
El
segundo largo me toca, se me da bien hasta que llego al resalte de
6a+, pese a que le doy varios pegues, el frío, el viento y creo que
también mi cabeza hacen que el paso suba un par de grados, bajo y se
lo dejo a Miguel, según llega al paso las condiciones empeoran pues
ha empezado a llover, Miguel monta un pedal y remata el largo con
autoridad. Recogemos rápido y bajamos por el camino del Yelmo,
llegamos algo tarde a casa Julian, tenemos el tiempo justo para
tomarnos algo y salir corriendo a comer a Madrid.
La
actividad de hoy ha sido bestial y no puedo negar que he quedado
saturado de clásica, al menos por un par de días, aun así estoy
contento y pletórico por la actividad, curiosamente a pesar de la
dureza del día no me ha venido a la mente la paradoja del sofá,
quizás porque la de hoy ha sido una aventura especial.
Tengo
claro que esta aventura no la hubiera podido hacer sin ti, gracias
Miguel.
Notas
importantes:
-Para
el espolón es conveniente llevar el grado asentado pues hay muchos
seguros oxidados donde es preferible no comprobar su estado con una
caída, en la R1 ha saltado un spit… no vendría mal una
reequipación.
-Si
rapelas la vía para luego subirla hay grandes posibilidades de que
se te enganche la/las cuerdas en los laterales del espolón, lo mejor
es ir dirigiendo la cuerda con mosquetones alternos en los seguros
existentes, en el último largo puedes dejar incluso las cintas
puestas y pasar la cuerda por ellas dirigiendo la caída de ella.
-Aunque
se puede subir con cuerda de 60 m, para evitar contingencias es
recomendable ir con cuerdas dobles, sobre todo si empiezas rapelando
la vía.
-Aparte
de la cuerda es conveniente llevar un juego de friends hasta el tres,
(si te metes en la fisura Pascual no viene mal llevar repetido el
tres), una docena de cintas, algunos mosquetones sueltos para dirigir
la cuerda caso de empezar rapelando (que se recuperarán en la
subida) y alguna cinta para improvisar un pedal.
Croquis
y accesos: Los de placa
del Avión están en la guía Vías Conocidas y Desconocida de la
Pedriza, de Tino Núñez. De los Espolones del Avión, Uge tiene uno
muy bueno que tiene colgado de su web.