No recuerdo como vino a la conversación, lo que si recuerdo es que
terminadas las vías Manolo mencionó la similitud que hice en su día entre la
escalada y el ajedrez. Horas más tarde, mientras viajaba en Metro de vuelta a
casa, mis neuronas volvieron a aquella conversación buscando nuevamente la
interconexión…
Tenía la chapa ya bajo mis pies y no sabía que pieza mover, no
veía buena jugada y menos cuando mi pie izquierdo había patinado ya en el
arenoso granito, por mi mente pasó levemente la idea de bajarme pero tirar el
rey no era la opción, estaba en un equilibrio no muy estable, o lo que es lo
mismo estaba en jaque, mi próxima jugada debía ser precisa, toqueteaba todas
las presas pero ninguna me daba una mínima confianza para dar el paso, todas
eran precarias, no sabía que combinación hacer, tranquilo pensé la mejor jugada,
mis compañeros no me cantaron el movimiento pues cada uno había pasado de
distinta manera por allí, al otro lado de la cuerda había un silencio casi sepulcral,
el silencio que me hacía falta para pensar y buscar la mejor combinación… volví
a toquetear las presas, volví a mirar, hasta que me di cuenta que la buena
jugada estaba abajo, en el paso de adherencia, justo en el lugar donde hacía
pocos segundos había convertido el granito en arena, la roca está ya caliente,
será un paso de fe, una jugada de doble filo que puede salir bien o mal… La
goma y la piedra aguantaron y tras el paso de fe pude enrocar a mi rey junto a
un agarre de mano.
Miguel, en el paso clave de Fácil Tranquilidad, 6c+...¿6c?
* * *
La mañana empezó distinta, mientras tomábamos café, el
camarero, a instancias de un cliente sexagenario, nos puso por la tele un
combate de boxeo en el que peleaba su hermano Nico, según se calentaban los
púgiles nos iba desvelando los misterios del combate. Mira cómo se sale de la
corta distancia pues sabe que cobrar, ahí se está cubriendo el hígado y la pera,
¡jop! Ese le ha dolido, según me dijo va a tardar tres días en masticar bien…veréis,
veréis ahora…¡Toma! ¡K.O.! Nico tumbo a su contrincante al tercer asalto.
Pagamos los cafés…cualquiera se va de aquí sin pagar, y
nos fuimos del bar con la surrealista escena de ver al sexagenario cliente, guasón
y aún caliente por el fervor del combate, buscando pelea como si fuera un crio
después de ver una película de Bruce Lee.
Ahora nos tocaba calentarnos a nosotros pero no en el
cuadrilátero ni en el bar, sino en las laderas del convento de San Antonio en
busca de nuestro sector, a pesar de que la cuesta no es muy larga y de que aún
no apretaba mucho el calor, llegamos sudando la gota gorda a la base de las
vías.
El sector de hoy es la zona baja del Cancho de la
Ladera, está orientado un tanto al oeste y da la sombra en su base lo justo
para dejar de sudar y hacernos la primera vía medio a la sombra, luego ya se va
metiendo el sol poco a poco hasta que se hace difícil buscar una sombra para poner
los gatos en la fresquera, al final la roca estaba algo caliente y la
adherencia no era del todo buena, pero yo no cambio el día por otro, salí
encantado con esta zona baja de El Cancho de la Ladera al que pensamos volver
con algo menos de calor.
Tras la cuesta y el cambio de camiseta le damos una
visual general a las vías. Como vamos tres preferimos hacer primeros largos a
meternos en pared con incomodas reuniones.
Tag an Meer, 6a, la primera chapa es el segundo seguro (Foto Manolo)
Manolo en Tag an Meer, 6a
En Tag an Meer, 6a (foto Manolo)
La primera vía, la de calentar, es el primer largo de
la Tag an Meer, 6a, la primera chapa tiene un considerable aleje, hay una buena
fisura donde entra a cañón un alien, el paso duro está casi al final, cuesta
dejar el agarre de una fisurita a la que ya le has cogido cariño para meterte
en parca adherencia.
Miguel en la vía Anónima, 6a
Vía Anónima, 6a+
Posteriormente nos metemos en una Vía Anónima, 6a+, a
la izquierda de la primera, en esta vía abunda el musgo en su parte final,
justo donde hay un aleje, entra bien un friend pequeño que te asegura la
llegada al descuelgue, el problema es que si metes el friend luego el último lo
tiene que recuperar, y como la reu no tiene anillas te tienes que ir a la de la
vía anterior (a la derecha) a bajar de sus anillas,… "pendulaco" al canto.
Román Pérez, 6a... 6b?
Terminada esta nos metemos en el primer largo de la
Román Pérez, 6a, aunque eso del 6a no
sé, igual es que se ha roto algún canto o se ha terminado de caer algún
desconchón, para nosotros el paso de salir de la bañera es de 6b, también puede
ser que la roca ya estuviera templada.
Entrada de Fácil Tranquilidad, 6c+?
Miguel en un "cruzaito" de Fácil Tranquilidad
Finalizamos el día con una vía dura, Fácil Tranquilidad,
6c+, en nuestra opinión 6c. Miguel va de primero, Manolo y yo detrás en tope, no
desaprovechamos la ocasión de tener la cuerda puesta para probarla, guapísima
vía que te va a exigir lo mejor de tus gatos y de tus yemas.
Nuestra idea inicial era terminar el día con el V+ de
la vía 3 (según croquis), pero el calor ya nos tira pal’ convento, bueno más
que pal’ convento para las cervecitas que hay algo más abajo. Ya volveremos por
aquí con algo más de fresco.
Datos técnicos.
Desde el convento de San Antonio de La Cabrera subir la
ligera cuesta, no tiene perdida, desde abajo se ven tanto el Pajarito como el
Cancho de la Ladera (también llamado Cancho del Fraile).
Las vías que hicimos se pueden hacer con cuerda de
sesenta, una decena de cintas, reunión y grillo. Opcional un alien (vía 2) y un
friend pequeño (vía 1).
Como
he dicho en el texto, el descuelgue de la vía 1 tiene dos parabolt sin argolla, hay que ir a la reu de la vía 2 para bajar. Cuidado con la maniobra de desmontar. La
opción es rapelar de las argollas de la vía 2 pidiéndole al compañero que te
fije un poco la cuerda que aun pasa por los seguros de la vía 1, de esta manera el péndulo
está controlado y se puede desequipar.