El otro día me sentí identificado leyendo una entrevista que
le hicieron a Beck Weathers (*), comentaba que cuanto más escalaba, menos le
motivan la “fiebre de cima” y el ego, decía que lo que le motivaba era el
disfrutar de las montañas y el estar con otros individuos que compartían la
misma pasión.
Antes de leer esto me sentía un bicho raro. He salido con
mucha gente a la montaña, todos tenían sus metas y proyectos, superar el grado,
escalar esa vía, subir aquella montaña, ser guía,… todos con sus sueños y proyectos
y yo con una extraña y mal entendida apatía que no comprendía, como si la
“fiebre de cima” que yo también sentí de joven se me estuviera escapando con
los años, ya me daba igual que vía trepar o que monte subir, simplemente lo que
quería era disfrutar de la montaña en cualquier sitio con la gente que ama la
montaña.
Ahora sé que no soy un bicho raro por no tener metas, pues mi
meta es muy simple, tan simple que no la veía, estar ahí.
Ahora comprendo que todo
fue una evolución.
(*) Beck Weathers,
superviviente de la tragedia del Everest de 1.996