Como diría mi amigo
Yago el “Abuelismo” nos acecha,… ¿Qué que es el Abuelismo? Pues el Abuelismo, así a grandes rasgos, se identifica por estos síntomas… el fondo físico baja haciéndote
parecer que los sectores a los que has ido toda la vida están cada vez más lejanos,
otro síntoma es que casi sin darte cuenta tus lesiones se te han hecho crónicas,
y ahí está también la maldita pereza, ahora surge cada vez con más frecuencia, tienes
que luchar para mantenerla a raya, pues sabes que como entre en ti se va a quedar
como dueña.
Y en cuanto a la actividad del buen Abuelista,… te vas
especializando según tus fuerzas, ya solo quieres ver la rica placa de los “tumbarrales”
graníticos, los desplomes calizos en los que te metes son cada vez más escasos, son
ya casi parte de la historia, la clásica va desapareciendo de tus proyectos, se tiene querencia
a ir a sitios conocidos con relucientes líneas de chapas, y en cuanto al grado en el que
te metes,... es siempre el mismo, incluso baja paulatinamente.
En el último capítulo
del manual del buen Abuelista, vienen las conversaciones de bar tras la
actividad, se tienen una ligera tendencia a contar las batallitas del pasado,
en vez de pensar en futuros proyectos.
Lo único bueno que
tiene el Abuelismo, es que se tardan muchos años en conseguir el título, en ese tiempo también coges la experiencia con la cual eres capaz de
engañarlo, y de decirle: Ahí te quedas para mañana, que hoy me voy a apurar el
grado con mi amigo Miguel.
Y allí
fuimos olvidándonos del Abuelismo, al Cancho de La Muñeca, a un sector donde se
calienta en 6b, en el que tranquilamente puedes destrozar la suela de tus gatos
en algún 7a.
La experiencia es como
un don, al que hay que aprender a sacarle partido.