La mañana es fresca y los olores a jara y romero
penetrantes. Hacía mucho tiempo que no venía por aquí, quizás demasiado, aun así,
no he olvidado el camino de aproximación... Desde la ermita se cruza una pequeña
valla, a la izquierda hasta la cantera, y ya tirando en círculo un poco a la
derecha se llega a una pequeña pradera desde la que se divisa el Canto del
Molinillo. Ahí está la bonita placa que tantos recuerdos me ha dado, nos
acercamos con curiosidad, pues según nos cuentan hay vías nuevas.
Al llegar, y así a primera vista, vemos que hay dos nuevas
vías por la izquierda, la cuarta vía, la de la travesía, para mí de las
mejores, se la han cargado, vamos, más que cargársela han metido las líneas de
chapas por encima y en línea recta, por la derecha del paño han metido más
vías con sus correspondientes chapas y reuniones, y en la placa triangular han metido segundos largos.
Tengo sentimientos encontrados, por un lado pienso que me
vendrá bien tanta chapa pues salgo de un largo periodo de inactividad y tener
una chapa cada dos o tres metros no me vendrá mal, pero por otro lado pienso
que esto no es el canto que años atrás he conocido, no sé qué pensar, no tengo
una opinión formada del tema, además tenemos ganas de escalar y este tema en
principio es secundario, así que meto las dos criterios en mi cabeza y dejo que
el subconsciente de mi cerebro haga el trabajo sucio, pensar, lo único que le
comento a Miguel es que esto lo van a terminar desequipando, como me cuentan
que así ha ocurrido.
Mientras escalamos la primera vemos llegar a Vlady, y algo
más tarde lo hacen Yago e Irma, cuando estamos con la tercera vía del día empieza
a llegar gente. Esto parece un domingo en Patones, incluso reconozco a algunos
patoneros que andan poniendo cintas a base de pértiga hasta la reu para luego
trabajarse la vía.
Por aquí antes éramos cuatro, hoy estamos más de veinte
personas, pero prefiero seguir trepando y olvidarme del tema momentáneamente.
Fue unos días más tarde en las agujas de Valdemanco, cuando volvió
a salir el tema. Miguel, equipador y aperturista de numerosas vías, me termino
de aclarar el criterio que ya tenía casi formado y que ahora comparto. Me
comenta que el primer equipador es el que le da el espíritu a la pared, está
claro que cada pared es distinta, pero así a grandes rasgos, si el primero sube
y tira una línea de chapas pues ya le da ese espíritu a esa pared que entendemos
que ha de respetarse, si pone pocos parabolts y aprovecha las fisuras para
meter Friends y empotradores, pues otro espíritu.
Pues creo que ese es el espíritu que ha de continuar, el del
primer equipador, respetando tanto las vías existentes como el espíritu que le
ha dado a esa pared.
P.D. En este blog puedes ver mas de este canto, por su parte Vlady hizo esta entrada. Las fotos son de Vlady excepto la que sale él