23 marzo 2017

Mirando al Valle

      Llega un momento en tu vida que tu cuerpo empieza a tirar del alma hacia el valle, cada vez te cuesta más hacer lo que tu mente te propone, el punto de inflexión físico hace años que llegó, y tu mente, aunque rezuma la experiencia de años de fregados parece resignada a un cambio de actividad, empiezas a ver el final de la historia, ya te ves haciendo “sedentarismo del bueno”,… el cine, el ajedrez y las partidas de mus con los amigos, a los que por aquello de los años llamo legendarios, pronto empezarán a formar parte de mi agenda diaria.


      Instintivamente echas la vista atrás y solo ves bonitas experiencias pasadas con excelentes compañeros de cuerda, casi sin darte cuenta empiezas con el reparto mental del material, material que por supuesto no piensas vender pues los recuerdos no se venden, piensas en repartirlo con los amigos,… el friend del uno para este amigo, pues un día le aguantó un vuelo de unos quince metros evitándonos vivir momentos amargos en aquel corredor helado de Dos Hermanas; si era el nº1, aunque quizás tu lo viste más pequeño en la caída,… el pequeño friend azul para este otro amigo, que un día me lo regaló; prefiero que lo tenga él, seguro que le sacará más partido que yo en alguna fisura patagónica,… la cuerda para este otro que gasta muchas, y mís últimos Miuras, que al final casi no los he estrenado también, pues no hace mucho perdió los suyos en la Placa del Halcón,… los piolos para... y así continuas desgranando tu apreciado material.
      Pero cuando ofreces el primer regalo ves que no es bien acogido, perplejo me dejan, dicen que me deje de patrañas, que de ninguna manera lo aceptan, que prefieren verme gastar el material con ellos, aunque sea unos pocos años más.
      Ahora veo que he elegido bien a mis amigos, la montaña me ha dado amigos intemporales, amistades que no pasan ni por la distancia ni por el tiempo, que son las mejores amistades que se pueden tener.

P.D. Si alguien se ha encontrado unos gatos, que nos dejamos olvidados el pasado 19 de marzo, en la base de las Placas del Halcón, que por favor se ponga en contacto con el correo de mi perfil, gracias

02 noviembre 2016

Buscando la luz

     Ya han pasado seis otoños de esta foto, nos la hizo Vlady a Sergio y a mí, fue en la Peña del Gato a la caída de la tarde, creo que en la última vía que hicimos. A pesar del tiempo transcurrido aun sigo teniendo las mismas sensaciones que el primer día.
     Una de las mejores fotos que me han hecho, no por la actividad en sí pues simplemente aseguro, tampoco por la imagen pues se me ve bien pequeño. Lo que me dio que pensar en su día y hoy recuerdo fue la composición de la foto, esa negrura que tengo a mis pies y que parece atraparnos, esos escaladores que intentan huir de ella no sin cierta dificultad, como si buscaran la última luz en la cumbre, huyendo de un vacío en el que parece no haber vida.


07 septiembre 2016

La Evolución en la Montaña

El otro día me sentí identificado leyendo una entrevista que le hicieron a Beck Weathers (*), comentaba que cuanto más escalaba, menos le motivan la “fiebre de cima” y el ego, decía que lo que le motivaba era el disfrutar de las montañas y el estar con otros individuos que compartían la misma pasión.
Antes de leer esto me sentía un bicho raro. He salido con mucha gente a la montaña, todos tenían sus metas y proyectos, superar el grado, escalar esa vía, subir aquella montaña, ser guía,… todos con sus sueños y proyectos y yo con una extraña y mal entendida apatía que no comprendía, como si la “fiebre de cima” que yo también sentí de joven se me estuviera escapando con los años, ya me daba igual que vía trepar o que monte subir, simplemente lo que quería era disfrutar de la montaña en cualquier sitio con la gente que ama la montaña.
Ahora sé que no soy un bicho raro por no tener metas, pues mi meta es muy simple, tan simple que no la veía, estar ahí.
Ahora comprendo que todo fue una evolución.



(*) Beck Weathers, superviviente de la tragedia del Everest de 1.996

18 abril 2016

Cancho de La Muñeca, La Pedriza

Como diría mi amigo Yago el “Abuelismo” nos acecha,… ¿Qué que es el Abuelismo? Pues el Abuelismo, así a grandes rasgos, se identifica por estos síntomas… el fondo físico baja haciéndote parecer que los sectores a los que has ido toda la vida están cada vez más lejanos, otro síntoma es que casi sin darte cuenta tus lesiones se te han hecho crónicas, y ahí está también la maldita pereza, ahora surge cada vez con más frecuencia, tienes que luchar para mantenerla a raya, pues sabes que como entre en ti se va a quedar como dueña.
Y en cuanto a la actividad del buen Abuelista,… te vas especializando según tus fuerzas, ya solo quieres ver la rica placa de los “tumbarrales” graníticos, los desplomes calizos en los que te metes son cada vez más escasos, son ya casi parte de la historia, la clásica va desapareciendo de tus proyectos, se tiene querencia a ir a sitios conocidos con relucientes líneas de chapas, y en cuanto al grado en el que te metes,... es siempre el mismo, incluso baja paulatinamente.
En el último capítulo del manual del buen Abuelista, vienen las conversaciones de bar tras la actividad, se tienen una ligera tendencia a contar las batallitas del pasado, en vez de pensar en futuros proyectos.
Lo único bueno que tiene el Abuelismo, es que se tardan muchos años en conseguir el título, en ese tiempo también coges la experiencia con la cual eres capaz de engañarlo, y de decirle: Ahí te quedas para mañana, que hoy me voy a apurar el grado con mi amigo Miguel.
Y allí fuimos olvidándonos del Abuelismo, al Cancho de La Muñeca, a un sector donde se calienta en 6b, en el que tranquilamente puedes destrozar la suela de tus gatos en algún 7a.
La experiencia es como un don, al que hay que aprender a sacarle partido. 



23 diciembre 2015

¡Feliz 2016!

Ayer hicieron fija a una chica en el trabajo, me alegre tanto por ella como por mí. Tras varios años de crisis, en el que solo ves problemas, caras de preocupación y sonrisas enlatadas, por fin unos ojos brillantes rebosantes de alegría, por fin una sonrisa sincera. Fue como un buen día de montaña.
¡Feliz Navidad y que el 2016 os traiga lo mejor!

 El príncipe de la Montaña

10 diciembre 2015

Escuchando a la roca en El Alcornocal, Pedriza

Cuando éramos niños nos gustaba ponernos a hacer galletas con nuestra madre, en la receta, a la hora de echar la harina venía una frase que se me ha quedado grabada… Harina la que te pida,… y te quedabas escuchando y decías,… ¡Mama, a mí no me pide nada!  Es que no sabes escuchar, decía nuestra madre, se escucha también con las manos, con el tacto; y tú te mirabas las pequeñas manos llenas de harinas y decías… ¡Pues aquí no hay orejas!
Esto viene a una pregunta que hizo Kiko a pie de vía el pasado lunes… ¿Vosotros como ponéis los pies, en la roca? La respuesta me hizo recordar lo que acabo de contar de mi infancia,…
Es simple, le contesté. ¡Cada presa te dice cómo has de agarrarla y cada apoyo como has de pisarlo! Me falto decirle,… ¡Simplemente hay que saber escuchar a la roca!


* * *
Hoy vamos a las placas de Miguel Angel Blanco o como llamamos los mayores, a El Alcornocal, aquí las vías son algo más duras que las de su vecino El Gusarapo, también más expuestas, por tanto, hay que ir con buena cabeza y tener bien asentado el V para llegar al primer e incluso segundo seguro de las vías más factibles.
Tras los cafés y una mínima aproximación llegamos a pie de vía.
Lo primero que hago al llegar a un sector es tocar la roca, hoy no desprende calor, por fin llegó el frío, se acabaron las excusas para no probar lo que damos de si en la adherencia, de poco sirve las horas pasadas en los rocódromos, ni las escaladas en fisuras, regletas y cachos, es el momento de escuchar a la roca, de ver si sabemos leerla, de ver si sabemos colocar el pie de gato en la forma adecuada, siempre con esa incertidumbre presente… ¿aguantará el gato? Es el momento de la llamada “fe pedricera”.
 Kiko

Vlady


Empezamos por dos vías de V con la primera chapa bien alta y una tercera vía a la que llaman La Fisura Social, que está limpia, como no traemos empotras y ya que tenemos montado el descuelgue la hacemos de segundo.
Kiko en la Fisura Social

Tras estas nos movemos a las vías de la izquierda, Mister Frikin, con la segunda chapa también alta. La parte difícil de esta vía se puede hacer de dos maneras, o agarras la alta bavaresa o subes por encima, nosotros somos tres, y cada uno a su manera.
 Kiko en Mister Frikin llegando a la pequeña bavaresa


Tras esta le pegamos al 6b de su izquierda, también sale bien.
Entre tanto nos hemos dado cuenta de que hay una vía que no viene en la guía, está a la izquierda del todo y creemos que debe andar por el 6c/6c+. Es el momento de apretar un poco. 
Vlady en la vía desconocida

Pone las cintas Vlady y los demás sacamos la vía como podemos,… ¡No se dio mal del todo, solo pisé una chapa! Aunque creo que tiene las chapas un poco a la derecha.
Se hace tarde y esta última vía ha sacado lo bueno de nosotros, es hora de ir a calentar los huesos y el estómago al bar de turno.
¡Y dices tú de alejes! La segunda chapa… la mancha negra que se ve encima del casco.

Datos técnicos:
El sector está a la entrada de la senda Maeso, si quieres hacer algún reenvío para dejar pasada la cuerda por la primera chapa (o la segunda de Mister Frirkin) mejor cuerda de 70 m.
¡Precaución, estas vías no son para principiantes! Tiene buenos alejes.

La actividad que hicimos está en este croquis de Vlady, en él puedes ver algunos M2, más croquis en la guía de Luis Santamaría.

30 noviembre 2015

¡Si las sabinas hablaran!

Hace años hice una larga excursión por la Pedriza con mi amigo Tapi, fuimos por intrincados caminos y semiabandonadas sendas, de aquello recuerdo una conversación. Tapi, que por aquel entonces llevaba más de cuarenta años andando por aquellos lugares, me comentó algo muy obvio pero que a mí no se me había pasado por la cabeza, se trataba de la evolución de los caminos. En su dilatada vida de senderista había observado como nacían, se ensanchaban, cambiaban de trazado o simplemente terminaban cerrándose por la vegetación debido al escaso tránsito.
Con las sendas verticales pasa tres cuartos de lo mismo, viendo fotos antiguas se puede ver su evolución. Algunas vías son cepilladas por los equipadores, quedan reluciente unos años hasta que la naturaleza y sobre todo su pobre transito las vuelven a embutir en zarzas y musgo, en cambio otras, en las que el equipador a lo mejor no se ha esmerado tanto en su limpieza, van evolucionando, no sé si a mejor o a peor, el caso es que con el tránsito va desapareciendo el musgo; arbustos, raíces y ramas van cayendo, los cantos se van rompiendo y la roca se va puliendo, y ahí siguen las vías, algunas incluso con anacrónicas graduaciones debida a la mencionada evolución.

Javi en la placa del 9 junto a un testigo de la evolución


P.D. La foto es del pasado sábado 28 noviembre, ya pasados todos los llamados “veranillos”. Javi no acostumbra a escalar sin camiseta, pero llevaba una térmica negra y el excesivo calor le hizo escalar sin ella, en la hablada evolución puede entrar también el cambio climático, como sigamos así la escalada de adherencia en orientación sur… por la noche y a la luz de la luna.