Llega el frio invierno, como diría mi abuela llegan los días de las tres bes, los días del Brasero, la Baraja y la Badila, meter mis piernas bajo la protección de las faldas de la mesa camilla, buscando el calor artificial del virtual brasero no va conmigo, necesito el calor natural que me da la eterna Pedriza en los cortos días de invierno, el calor que me da el olor de su roca húmeda y el de su triste y mojada jara, son mucho más puros y limpios que el calor artificial de la gran ciudad.Al llegar a Cantocochinos, viendo el día de frío y niebla que hace, decidimos darnos una vuelta por el Parque, conozco sus sendas, sus árboles y sus piedras y no temo perderme entre ellos bajo la niebla. A la altura del refugio Giner vemos entre las blancas nubes una efímera ventana azul, la parte alta de la Pedra está libre de nieblas, decidimos arriesgar, nos volvemos rápido al coche en busca de la cuerda y de los demás trastos de escalada, la mañana está avanzada, por eso decidimos ir a un sector no muy lejano.
En la corta aproximación me doy cuenta de que quizás no hemos elegido bien, la altura que hemos subido no es suficiente, las nieblas siguen densas. Quizás, influenciados en la búsqueda del hoy esquivo sol, decidimos meternos en una vía de un par de largos, buscando con ello el calor de nuestra estrella en las alturas.